Un estudio reciente demuestra que la punicalagina extraida de la granada puede reparar el sistema antioxidante celular, retrasando el envejecimiento.
Una pequeña parte del oxígeno que inhalamos se transforma en la propia célula en una especie reactiva que se caracteriza por tener una actividad oxidativa.
Son los llamados radicales libres y su presencia, al igual que la del proceso de oxidación que generan, es fundamental para el equilibrio del organismo.
Sin embargo, factores externos, como la luz ultravioleta, pueden incrementar el nivel de estos radicales libres por lo que los antioxidantes no son suficientes para contrarrestarlos.
Por tanto, se produce un aumento de su presencia en la célula, produciendo un estrés oxidativo que, si es demasiado elevado, puede provocar la muerte celular.
La consecuencia de todo esto, es la producción de un deterioro de los tejidos, favoreciendo la aparición de diferentes patologías graves, como enfermedades cardiovasculares o cáncer, así como el envejecimiento prematuro de la piel.
Muy recientemente, en la Universidad Agrícola de China, Chen Hui y sus colaboradores han estudiado el efecto de la punicalagina extraída de la granada en un gen que juega un papel importante en la regulación del estrés oxidativo y en el retraso del envejecimiento.
Para ello se utilizaron células de piel humana previamente irradiadas con radiación ultravioleta B (UVB).
La punicalagina extraida de la granada consiguió reparar el sistema antioxidante celular, evitando la muerte celular y retrasando el envejecimiento
El experimento demostró que la punicalagina extraida de la granada mejoraba la expresión del gen y reducía eficazmente los niveles de radicales intracelulares inducidos por UVB. Así, este constituyente de la fruta de la granada consiguió reparar el sistema antioxidante celular, evitando la muerte celular y retrasando el envejecimiento de las células de la piel.
Article: Anti-aging Effects of SIRT3-Inducing Polyphenols on UVB-Irradiated HaCaT Cells